Matar y despues contarlo

El Partido Popular es como el Ejército norteamericano de las películas: nunca deja atrás a uno de los suyos. No importa que haya masacrado civiles, allí aparecerá el Tío Sam para proteger a los suyos, igual que aparece el Tío Mariano para cobijar bajo el ala al corrupto, al delincuente, al condenado, al perdido, siempre y cuando haya dado muestras de fe inquebrantable en el partido. Si mantienes la fe, el Tío Mariano nunca te abandonará y su ayuda estará al margen de condenas. Aunque en realidad todos los grandes partidos políticos funcionan igual.

Ángel Carromero es uno de esos soldados caídos en batalla al que ha habido que rescatar y premiarle por los méritos acumulados. Seguramente recuerdas su historia. En 2012, tras un accidente de tráfico del coche que conducía y en el que fallecieron Oswaldo Payá, conocido activista opuesto al Gobierno cubano, y Harold Cepero, fue condenado en Cuba a cuatro años de prisión. En diciembre de ese mismo año fue repatriado para cumplir el resto de la condena en España, donde actualmente disfruta del tercer grado y "no lleva a cabo vida alguna de carácter estrictamente penitenciario".

 

Actualmente es de las pocas personas que puede decir que aunque está cumpliendo condena, tiene un buen trabajo, ya que es asesor de una concejala del distrito de Moratalaz, por lo que percibe del erario público un sueldo de más de 50.000 euros. Es decir, es uno de los 200 asesores escogidos a dedo que hay en el Ayuntamiento de Madrid.

 

Por si no fuera suficiente, según parece tiene previsto publicar en marzo en la editorial Anaya un libro que tiene como título provisional Muerte bajo sospecha. Toda la verdad sobre el caso de Ángel Carromero y en el que seguramente explicará la última versión del accidente según la cual otro coche fue el causante al embestir el que Carromero conducía. La editorial Anaya ha avanzado que la primera edición constará de 20.000 ejemplares, lo cual significa que el autor recibirá unos 40.000 euros si es que el libro se vende a 20 euros. A esto hay que añadir los beneficios por las ventas digitales.

 

Sinceramente, encuentro deleznable que un individuo que ha causado la muerte de dos personas pretenda además sacar dinero de ello. Si lo que pretende es contar su verdad, puede hacerlo a través de un blog donde todo el que quisiera podría leerle gratuitamente. Pero Ángel Carromero prefiere de paso pillar un pellizco. Lo único que le podría salvar de ser tenido por una persona de escasos valores morales sería el donar los beneficios de la ventas a la Asociación de víctimas de accidentes de tráfico.

 

Por otra parte, por mucho que quiera dar su versión sobre si había otro coche o no, ya es moralmente culpable desde el momento en el que se pone al volante de un coche teniendo el permiso de conducir retirado.

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