Conguitos y la Marca España

Hace un tiempo leí un post sobre un músico de jazz afroamericano que se había escandalizado durante un viaje por España al ver que en el envoltorio de unos dulces se utilizaba la imagen de un negro como reclamo. España no es Estados Unidos y todavía no nos escandalizamos por ciertas cosas, y menos en un país donde la mascota de un equipo de fútbol puede ser un abuelete barrigón, como es, por ejemplo, la del F.C.Barcelona. Si este músico viera el envoltorio de los nuevos conguitos blancos, sólo vería en ellos una parodia de Michael Jackson y no unos cacahuetes cubiertos de chocolate blanco.

 

La empresa zaragozana Lacasa, fabricante de los Conguitos, ha iniciado un proceso de expansión por Europa, donde en general no creo que tenga los problemas que tendría en Estados Unidos si quisiera vender a un negro un dulce con un negrito en el envoltorio.

 

En estos tiempos de crisis es loable que una empresa española haya tenido el empuje suficiente, no sólo para vender sus productos, sino también para crear una red de tiendas franquiciadas en las que se venden casi exclusivamente productos españoles distribuidos o fabricados por Lacasa. Y no sólo es loable sino que es inteligente y necesario. Lacasa aprovecha el tirón que tiene lo español desde hace ya unos cuantos años para comercializar productos de alimentación que numerosas personas en Europa conocen porque han estado en España de vacaciones o porque conocen las tradiciones españolas. Los turrones, por ejemplo, son un producto bien conocido. De esta manera, los clientes entran en la tienda para compar aquello que conocen y de paso compan algo nuevo que no conocían. O por lo menos esa es la idea.

 

Aun así, el europeo medio no debería identificar la Marca España sólo con sol, playa y deportistas famosos, sino también con calidad. Eso es lo que se ha propuesto conseguir el Foro de Marcas Renombradas Españolas, del que por cierto, Lacasa no forma parte. Lamentablemente, lo que encuentra uno al entrar en una de estas tiendas franquiciadas es una selección de productos próximos a caducar y excesivamente caros. Por lo menos eso es lo que a mí me ha sucedido en las tres tiendas que he visitado y que Lacasa tiene en Poznan, Polonia, donde en locales elegantes se vende aceite grumoso con fecha de caducidad del mismo mes, chocolates recubiertos de un polvo blanquecino y Conguitos deformados porque la cobertura de chocolate se ha fundido. Y lo de los Conguitos, apreciado lector, si que no lo perdono, porque donde se ponga un conguito que se quiten todos los M&M's del mundo.

 

La sensación con la que uno sale de una tienda así es que le han querido engañar, que le han querido vender lo que ya nadie quería, que los desechos de las tiendas españolas se los han llevado a Polonia en vez de tirarlos a la basura . Y esto, en Polonia, país goloso donde los haya y consumidor sin límites de chocolates y dulces, es condenarse al fracaso. De hecho, una de las tres tiendas ya ha cerrado, y a las otras, desgraciadamente, no les doy mucho tiempo más antes de bajar la persiana.

 

 

Raúl Fernández Jódar

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