Españolizando que es gerundio

Siempre hay un ministro en cada gobierno que recibe todas las bofetadas y burlas de la gente. Así ocurría con Fernando Morán y los chistes que protagonizaba o con Esperanza Aguirre como ministra de Cultura y las anécdotas en las que mostraba su ignorancia, no todas reales pero tampoco todas leyendas urbanas. También todos los gobiernos tienen un ministro encargado de deslizar afirmaciones que el presidente quiere pero no puede decir. Por ejemplo, así sucedía con José Luís Corcuera o con Jaime Mayor Oreja. Es extraño como unos políticos acaban siendo ‘el tonto’ del consejo de ministros y otros ‘el hooligan’. Nunca acabaré de entender por qué una persona tan preparada como Fernando Morán llegó a convertirse en objeto de burla.

En esta legislatura estos dos papeles se han juntado en uno. El ministro Wert sirve tanto para encender fuegos como buen ‘hooligan’ como para decir la mayor de las tonterías sin despeinarse. Y a veces es capaz de hacer las dos cosas a la vez. Y lo mejor de todo ello es que quizá no lo hace de manera premeditada, sino de forma natural.

 

El último ejemplo ha sido su propuesta de españolizar a los alumnos catalanes. Puede ser que el ministro sólo pretendiera mostrar lo necesario que sería que los alumnos catalanes tuvieran un mayor conocimiento de España, su cultura, geografía, historia, realidad, etc., porque al fin y al cabo no te puedes sentir orgulloso de lo que no conoces. Pero esto sería extensible a los alumnos de todas las autonomías, todos los cuales dedican más tiempo a memorizar los riachuelos de su región y no los ríos de España. Pero a éstos no se refería el ministro. Sólo los alumnos catalanes merecen su atención.

 

Pero, ¿qué significa españolizar?, ¿qué es lo que quiere hacer el ministro con los alumnos catalanes? Españolizar puede significar como mínimo dos cosas. Por una parte sólo se puede españolizar lo que no es español, así que si hay que españolizar a los alumnos catalanes es porque no son españoles, es decir, que Cataluña no forma ya parte de España y nadie se había dado cuenta, sólo el ministro Wert. Por otra parte puede querer significar, y creo que a esto se refería el ministro Wert, que sólo hay una forma de ser español, correcta, santa e inamovible: la suya. Todos los demás están equivocados. Cualquier otro concepto de España es erróneo. En este caso, una España plural y rica en su diversidad, formada por diferentes Españas, es imposible y utópica. Sólo debe existir una idea de España según el ministro, y la visión que se impone siempre es la de los que ganan las guerras o tienen mayorías absolutas en los parlamentos. A veces reaulta que unos y otros son las mismas personas.

 

En resumidas cuentas, o lo catalán también es español, o lo catalán se debe españolizar. El ministro Wert considera que lo catalán se debe españolizar y así lo da a entender cuando puede. Pero esto no es políticamente correcto en unos momentos en los que gran parte de la sociedad tiene la piel tan fina y, susurrando por los pasillos del Palacio Real una frase memorizada en catalán, intenta mostrar que lo catalán también es español y que no necesita retractarse porque en su visión del mundo se puede españolizar sin descatalanizar. Es decir, primero dice una cosa que contenta a una parte de los votantes de su partido y después intenta calmar a otra parte de la sociedad, incluido el Rey, al utilizar el catalán para reafirmarse en sus palabras, aparentando de esta forma que respeta la diversidad cultural. Pero así, cambiando de lengua para decir lo mismo, sólo consigue que nadie le crea ni le tome en serio. El cinismo nunca ha sido un buen argumento. Bastaría con que, como ministro de Educación, Cultura y Deporte que es, pensara mejor sus palabras antes de hablar si no quiere pasar a la historia como el ministro españolizador cuyo único mérito es tener su apellido de origen extranjero en el teclado del ordenador.

Raúl Fernández Jódar

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